El regreso
Con nuestros estilos de vida convirtiéndose en una rápida carrera, el anhelo por lentitud se vuelve tan ruidoso que es difícil ignorarlo.
Casi como si nuestros cuerpos nos susurraran al oído: "Me estoy sobrecalentando. Por favor, tómalo con calma. ¿No ves que no estoy hecho para esta velocidad?"
Como se explicó en el libro "La negación de la muerte" de Ernest Becker, existe una tendencia a disociar nuestro ser de nuestros cuerpos y viajar al rápido e infinito mundo de las posibilidades porque eso es más fácil que reconocer las muchas dificultades que debemos atravesar en el presente.
Es como si no quisieramos aceptar que nuestro ser está unido a un cuerpo.
No solo este cuerpo es limitado, a diferencia del mundo de las posibilidades que es ilimitado.
Este cuerpo interactúa a un ritmo más natural con su entorno, es decir, de una manera más lenta.
Sus posibilidades están confinadas a su entorno inmediato y sus necesidades deben ser atendidas ahora, no en algún momento en el futuro.
¿Cuáles son tus opciones entonces? ¿Cómo puedes tomar las cosas con más calma?
Vuelve a tu cuerpo.
O sea, ¿a dónde más puede regresar tu ser en última instancia? ¿Puede tu ser vivir en otra dirección independiente de donde se encuentra tu cuerpo?
Exploremos cómo el creativo en ti puede aprovechar sus superpoderes para disfrutar de una mejor vida a través de un enfoque más lento.
La fantasía sobre las posibilidades
Regresar a tu cuerpo y reconocer su velocidad natural y más lenta para experimentar la vida genera una inquietud en particular.
Por ejemplo, una de las preocupaciones que yo tengo es: "Si dejo de enfocarme en las muchas posibilidades que existen, ¿no me estaría yo mismo impidiendo disfrutar de todas esas oportunidades?"
La verdad, en lo que a mí respecta, es que al enfocarse uno tan desesperadamente en vivir todas esas posibilidades, se descuida esa posibilidad que uno está viviendo actualmente, a saber: el ahora.
Lo sé por experiencia.
Si no tengo cuidado, me perdería en todas esas posibilidades que están ubicadas en un futuro imaginario, siempre pensando en lo que podría ser y no en lo que es.
Muy a menudo tengo esta incómoda sensación de que necesito hacer todo rápido para cumplir con las infinitas posibilidades que me esperan, la mayoría de las veces acosta de mi propio bienestar y del de aquellos que amo.
Solo pregúntale a mi esposa.
Ella es rápida para regañarme (amorosamente, al menos algunas veces) cuando paso demasiado tiempo yendo por mis días con prisa, recordándome que está bien, y necesario, ir a un ritmo más lento y natural.
Hay dos implicaciones que son verdad en el regaño de mi esposa:
Primero: es humanamente imposible disfrutar de todas esas posibilidades.
Así que uno saldría mejor aceptando el hecho de que no importa cuán duro lo intentes o cuán rápido logres ciertas cosas, siempre faltarán muchas otras cosas, posibilidades, por realizarse.
En segundo lugar, parece que el problema se reduce a una cuestión de calidad, no de cantidad.
No cuántos push-ups puedes hacer en el gimnasio, sino cuán bien realizas los pocos que realmente puedes hacer.
No cuántas canciones de guitarra puedes aprender a tocar, sino cuán bien tocas las que aprendes.
No cuántos lugares puedes visitar, sino cuánto disfrutas los que visitas.
Lento pero efectivo
De ninguna manera es esto una crítica a la idea de cantidad y su importancia en nuestra vida cotidiana.
Después de todo, tu billetera puede lucir muy bien con ese billete de un dólar, pero apuesto a que luciría aún mejor con unos cuantos billetes de cien dólares.
Es más una crítica a la noción de poner ciegamente toda la prioridad en la cantidad y, por lo tanto, sacrificar la calidad. En querer "más, más, más" y olvidar "mejor, mejor, mejor".
La ruta más lenta de la calidad parece tener este efecto multiplicador y positivo en todo.
A través de la calidad, esas pocas posibilidades que podemos experimentar se vuelven más satisfactorias y terminan produciendo mejores, y a veces incluso más resultados a largo plazo.
Esto hace que perseguir la calidad sea extremadamente eficiente porque a través de menos cosas puedes extraer más beneficios.
Esto a su vez puede convertirse en los bloques de construcción para algo aún más grande o mejor (para más información sobre los beneficios de aumentar la calidad, lee "Slow Productivity: The Lost Art of Accomplishing Without Burnout" de Cal Newport).
Menos pero mejores flexiones te ayudarán a desarrollar más rápido la fuerza para hacer más flexiones en el futuro.
Aprender a tocar muy bien unas pocas canciones de guitarra te ayudará a aprender más rápido y mejor las notas fundamentales necesarias para aprender muchas otras canciones.
Explorar plenamente los lugares que visitas te proporcionará una mejor sensación de satisfacción que visitar muchos lugares y no explorarlos a fondo.
Por lo tanto, el a veces desproporcionado deseo de más se reduce a su tamaño natural cuando persigues un mayor grado de calidad en lugar de cantidad.
Esto nos deja con la pregunta: ¿cómo puede uno volver del mundo de las posibilidades infinitas de vuelta al cuerpo para seguir el camino más lento de la calidad?
La ventaja secreta de los creativos
Entre las diferentes opciones que podrías explorar para traer tu ser de vuelta a tu cuerpo, está el cultivar el corazón del creativo.
Es cierto que el mundo interior de los creativos puede ser abrumador y caótico, después de todo, son capaces de absorber más de la vida, de los demás y de sí mismos debido a su sensibilidad.
Tal cantidad de datos podría destruir a cualquiera si no tienen los filtros internos adecuados para organizar y dar sentido a la información. Esto aplica a los creativos no saludables también.
De ahí la estrecha correlación entre la mente de un creativo y la mente de una persona desquiciada: la persona desquiciada no supo cómo manejar la información.
Cabe preguntarte por qué querrías tú o alguien cultivar el corazón de un creativo entonces. ¿Quién quiere volverse loco a propósito?
La respuesta a tu pregunta es que hay ciertas, llamémosle, tácticas, que los creativos usan consciente o instintivamente para manejar la gran cantidad de información que absorben y sacar el máximo provecho de ella, en el proceso mejorando su experiencia de vida.
Estas tácticas podrían responder al menos en cierta medida a la pregunta de cómo se trae el ser de vuelta al cuerpo y cómo se adopta un ritmo de vida más natural persiguiendo un mayor grado de calidad.
El efecto del "primer amor"
Es más fácil asombrarse cuando experimentas algo por primera vez. Todo es nuevo, fresco e interesante, como el primer amor.
El tiempo se mueve más lento y nada más importa porque estás completamente comprometido en el ahora.
Pero, ¿qué pasa después de que lo experimentas más de una vez, o quizás, muchas otras veces?
La magia desaparece rápidamente.
Ahora sientes la necesidad de pasar a la siguiente cosa para experimentar esa misma sensación embriagadora una vez más.
Esto puede lanzar a cualquiera en una búsqueda frenética de ese primer amor en el mundo abstracto de las posibilidades, donde las cosas no son, pero podrían ser.
El problema con esa búsqueda es que tiende a hacerte olvidar que es necesario para tu propio bienestar cultivar el efecto del primer amor dentro de tu situación actual.
De lo contrario, podrías descartar lo que tienes en el momento como algo de menor valor, cuando de hecho, podría ya ser valioso y todo lo que necesitas.
En lugar de encontrarte construyendo la vida o la experiencia que deseas, te encontrarás en un estado de destrucción perpetua.
Aunque es cierto que a veces para construir algo primero necesitas destruir, también es cierto que en algún momento necesitas dejar de destruir y comenzar, y más importante aún, mantener, construyendo.
El problema entonces surge, ¿cómo empiezo y mantengo construyendo cuando ya no estoy enamorado de eso?
Cada persona es un mundo diferente.
Pero si después de reflexionar, llegas a la conclusión lógica de que, de hecho, eso es valioso, entonces podrías considerar cultivar el efecto del primer amor.
Lo que nos llevaría a la pregunta de cómo se hace eso.
La respuesta: conocer más sobre eso, sea lo que sea.
No es extraño que te guste alguien que acabas de conocer, y sin embargo no estar realmente enamorado de ella inmediatamente. Después de todo, no la conoces lo suficientemente bien.
Conocer algo más a fondo te permite cultivar ese efecto de primer amor consecutivamente durante mucho más tiempo.
Puedes comenzar a ver cosas que parecían no existir antes, las complejidades y la belleza de todos los elementos que hacen que eso sea lo que es.
Es como estar redescubriendo la misma cosa una y otra vez.
Cuanto más conoces algo, más puedes apreciarlo.
La forma en que los creativos hacen esto puede ser diferente a la de otros, en que lo hacen desde un enfoque más técnico, aunque no siempre es así.
Por ejemplo, mi esposa y yo, ambos artistas visuales, no podemos evitar preguntarnos cómo ese otro artista logró ese efecto tan interesante en esa pintura.
Para alguien más ese efecto interesante podría ser un irrelevante salpicón de colores.
Pero porque mi esposa y yo sabemos de primera mano los desafíos que los artistas deben atravesar para lograr ciertos resultados en su obra, encontramos valor en ese salpicón de colores y tenemos un mayor grado de apreciación.
En tu caso, podrías empezar por aprender sobre la historia detrás de eso, lo que sea que eso signifique para ti, el porqué llegó a ser lo que es.
Podrías querer experimentar otros aspectos de eso más plenamente. Tal vez podrías pasar más tiempo con, o en eso.
O simplemente conocer algunos datos importantes al respecto.
En otras palabras: establece la meta de conocer más a fondo aquello que entiendes es valioso sobre o en tu vida, para que puedas cultivar ese estado de perpetuo efecto del "primer amor".
Naturalmente, esto te ayudará a tomar las cosas con más calma y aumentar la calidad de la interacción que tienes contigo mismo y con tu entorno, en lugar de encontrarte saltando de una cosa a otra, de una persona a otra, de un sueño a otro.
“Zoom in. Zoom out”
No tengo problemas en absoluto cuando se trata de visualizar el panorama general.
Siempre conocido como alguien que tenía la cabeza en las nubes, me resulta fácil soñar en grande y mucho más allá de las inmediaciones actuales.
Mi esposa, por otro lado, es todo lo contrario.
Ella es muy detallista y siempre atenta a esas cosas que normalmente desestimo como "cosas menores" (a lo que ella rápidamente responde: "Sí, pero igual son importantes.").
Aunque es cierto que muchas veces esta diferencia causa fricción al discutir ciertos proyectos, eventos o simplemente al hablar sobre la vida, también es cierto que tiene muchas ventajas.
Mientras que mirar el panorama general permite a alguien captar rápidamente las cosas principales, podría impedirles notar las cosas más pequeñas que dan forma a las cosas grandes.
Por otro lado, centrarse siempre en las cosas pequeñas puede impedir que alguien reconozca las cosas principales que dan vida y propósito a ciertas cosas.
Así que sería una buena práctica para cualquiera poder hacer un “zoom in” y un “zoom out” de vez en cuando.
Al hacerlo, se notarán diferentes aspectos de la misma cosa, y por lo tanto, la apreciación de ello se vuelve más completa.
Por ejemplo, mi esposa y yo fuimos recientemente al Bosque Nacional El Yunque en Puerto Rico, y hubo momentos en los que estábamos fascinados por la inmensidad del bosque y sus ríos, y la vista del océano desde la cima de las montañas.
Se podría decir que en esos momentos estábamos haciendo un “zoom out”.
Sin embargo, muchas otras veces nos asombramos con las pequeñas cosas, como una familia de caracoles pegados a la pared de una cabaña abandonada en la esquina del camino, o una roca de aspecto hermoso, o las raíces de un árbol gigantezco.
En esos momentos podrías decir que estábamos haciendo un “zoom in”.
No hace falta decir que ambos salimos del bosque con una inmensa apreciación por la naturaleza y su majestuosidad.
Tal vez has estado atrapado en solo una modalidad de zoom por un largo tiempo, por lo que sientes que ya has visto todo lo que tenías que ver.
Normalmente, el aburrimiento es lo que sale de esta situación.
Sin embargo, estoy seguro de que estás olvidando que hay otros aspectos esperando a ser descubiertos y que no los notarás hasta que te detengas y te tomes el tiempo para hacer un “zoom in” o un “zoom out”.
Si alguna vez te has preguntado cómo los creativos pueden obtener tanta inspiración de los mismos temas, esa es la razón: están constantemente haciendo “zoom in” y “zoom out” en sus temas de interés.
Naturalmente, esta práctica te obligará a disminuir la velocidad y tomarte el tiempo para experimentar plenamente tu propia existencia y la de los demás con un mayor grado de calidad.
Transmutación
Creo que hay algún tipo de intercambio de energía entre nuestros mundos interiores y el exterior, o al menos debería haber uno.
Hay un libro llamado "El Go-Giver" por Bob Borg y John David Mann, en el que el mentor del personaje principal le pide que inhale. Pero el chico no puede seguir inhalando infinitamente, así que justo cuando está a punto de exhalar, el mentor le pide que siga inhalando de todos modos.
Desesperadamente, el personaje principal exhala todo el aire acumulado en sus pulmones.
El mentor luego le explica que en la vida tienes derecho no solo a tomar del mundo, sino a devolver. Y que tal intercambio es natural y necesario.
Dar demasiado puede dañarte, pero también lo hace tomar demasiado.
Mencioné que el mundo interior de los creativos puede ser bastante caótico y abrumador debido a la cantidad de información, o energía, que absorben del mundo.
Sin embargo, la forma en que los creativos saludables equilibran su caótico mundo interior es devolviendo al mundo en forma de, por ejemplo, una obra de arte.
Ese es su intento de permitir que la energía fluya naturalmente de un extremo a otro sin acaparar toda la energía para sí mismos y en el proceso dañarse por un exceso de energía.
Esta exhalación de energía equilibra las fuerzas desde dentro.
El flujo de energía, en otras palabras, fue transmutado: de ser una cosa, a convertirse en otra.
Esto podría ser un ejercicio que podrías intentar tú mismo: transmutar parte del exceso de energía que llevas dentro y que pesa sobre ti, y hacer algo con ella.
No soy psicólogo ni nada por el estilo, pero creo que algunas de nuestras preocupaciones, ira y ansiedades, no son más que un exceso de energía que hemos estado reteniendo y no hemos dejado ir.
Si nos tomamos el tiempo para encontrar un medio que nos permita transmutar ese exceso de energía, entonces nos sentiríamos más en equilibrio con nosotros mismos.
El arte no es el único medio que puedes usar para este propósito, pero dentro de las artes encontrarás muchas opciones para elegir.
Esta transmutación de energía básicamente te grita que dejes de apresurarte a través de la vida y disminuyas la velocidad para que puedas hacer algo con esa energía que estás guardando solo para ti, ya sea tristeza, felicidad, odio, amor, soledad...
Como mencioné, no siempre se trata de más y más, sino de mejor y mejor.
No se trata de más flujo de energía, sino de un mejor flujo de energía: calidad sobre cantidad.
Conclusión
En nuestro mundo acelerado, la frenética prisa por explorar infinitas posibilidades a menudo nos lleva a ignorar el presente en favor de un futuro incierto.
La mentira de que podemos vivir en las possibilidades infinitas nos atrapa en un ciclo de distasfaccion perpetua.
A su vez esto nos hace ignorar el valor de nuestro ritmo natural y de las necesidades inmediatas que se presentan en nuestro día a día.
Esta tendencia a escapar de las dificultades del aquí y ahora en favor de un futuro imaginado e ilimitado resulta en un peligroso descuido de nuestro ritmo natural y nuestras necesidades inmediatas.
La mentira de que se puede vivir en las posibilidades infinitas nos atrapa en un ciclo de insatisfacción perpetua.
La búsqueda constante de lo que podría ser, en lugar de lo que es, nos priva de experimentar plenamente el presente.
La clave está en abrazar el momento, reconocer el valor inherente en nuestras circunstancias actuales y esforzarse más en la calidad que en la cantidad.
Adoptar una mentalidad creativa ofrece una manera de reconectar con nuestros cuerpos y el momento presente.
Los creativos logran transformar su abrumador caos interior en expresiones significativas, equilibrando el flujo de energía entre el interior y el exterior.
Este proceso de transmutación permite una interacción más saludable y satisfactoria con la vida.
Al reducir la velocidad, enfocarse en los detalles y apreciar la belleza en lo mundano, podemos cultivar un perpetuo efecto del "primer amor", profundizando nuestra conexión con nuestro entorno y mejorando nuestra calidad de vida en general.
Este cambio de más a mejor invita a una existencia más rica y satisfactoria, arraigada en el presente y consciente de nuestro mundo inmediato.